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Todos hemos dicho alguna vez: “no quiero envejecer”. Sin embargo nadie está a salvo de hacerse mayor, con todo lo que eso conlleva (perdida de firmeza en la piel, pelo cano…). O al menos de momento, porque los avances de la ciencia ya hacen soñar a muchos con la anhelada fuente de la eterna juventud. ¿Qué hay de cierto en esto? ¿Podremos acabar con el envejecimiento algún día?
En la actualidad existen multitud de investigadores en todo el mundo estudiando el problema del envejecimiento. Se les conoce como gerontólogos biomédicos.
Los gerontólogos creen que al comprender cómo envejecemos podemos aprender a frenar o detener el proceso, al igual que haríamos con una enfermedad. En base a las causas del envejecimiento, existen varios posibles “tratamientos”:
Los radicales libres se crean como subproductos de tareas esenciales, incluida la respiración y el metabolismo. Sin embargo, a medida que envejecemos, nuestros cuerpos pierden la capacidad de controlar estas moléculas, que causan estragos en otras células. Los antioxidantes combaten los radicales libres hasta cierto punto, pero encontrar una mejor manera de reducir la producción o el progreso de los radicales libres en el cuerpo podría retrasar o terminar el proceso de envejecimiento.
A medida que las células envejecen, se dividen, pero esto hace que los extremos del cromosoma, conocidos como telómeros, se acorten un poco. Cuando el telómero se acorta demasiado la división celular acarrea errores y la célula acaba por morir La telomerasa, una enzima que repara los telómeros, podría ser la clave de la longevidad, si los científicos pudieran determinar cómo aumentar su producción.
Se ha demostrado que la restricción calórica, una dieta que consume un 30% menos de calorías, aumenta drásticamente la vida de los organismos y animales en el laboratorio. Sin embargo, es casi imposible de adoptar en humanos, por lo que los científicos están trabajando para determinar exactamente por qué esta dieta puede retrasar el envejecimiento para que puedan encontrar una sustancia que imita el efecto. Una teoría es que la restricción calórica activa un gen, conocido como SIRT1 en humanos, que suprime genes peligrosos que pueden causar un mal funcionamiento en el cuerpo.
En EE.UU algunas personas ya pagan $ 20,000 al año por inyecciones regulares de la hormona de crecimiento humano. ¿Por qué lo hacen? La respuesta es que se cree que esta hormona mantiene al cuerpo humano en un estado juvenil que incluye poca grasa corporal y aumento muscular.
De hecho ya estamos retrasando el envejecimiento. A finales del siglo XIX la esperanza de vida media en un país como EE.UU era de 45 años. Poco más de un siglo más tarde se ha disparado hasta los 78.
Gran parte del salto se debe a mejores prácticas de saneamiento y a los avances médicos, como vacunas y antibióticos, que mejoraron la tasa de mortalidad infantil. Con una mayor probabilidad de que los niños superen los primeros años, la esperanza de vida promedio se disparó.
Los científicos no se ponen de acuerdo. Algunos creen que nuestra esperanza de vida podrá alcanzar los 120 años en las próximas décadas, mientras que los más optimistas creen que sencillamente no hay límite, dejando la posibilidad de la inmortalidad sobre la mesa.